Meteoros y bólidos

Desde el 15 de  noviembre de 2009 el Observatorio de Sierra Nevada (OSN) cuenta con una estación de detección de meteoros formada por cinco cámaras CCD de alta sensibilidad. Estos dispositivos monitorizan durante la noche toda la bóveda celeste y permiten identificar de forma automática la entrada de meteoroides en la atmósfera terrestre en un radio de unos 500 a 600 kilómetros. Estos meteoroides son fragmentos de materiales desprendidos de asteroides, cometas o incluso otros planetas. Los equipos instalados en el OSN con el fin de analizar estas partículas de materia interplanetaria forman parte del proyecto SMART, que se desarrolla bajo la dirección científica del profesor José María Madiedo (Universidad de Huelva) con la colaboración del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

La Tierra en su movimiento alrededor del Sol intercepta cada año entre 40.000 y 80.000 toneladas de meteoroides, aunque nuestra atmósfera no permite que la mayoría de ellos lleguen a la superficie terrestre. Esto se debe a que los meteoroides impactan contra la atmósfera a grandes velocidades (aproximadamente, entre 11 y 73 kilómetros por segundo). Este brusco choque contra las moléculas del aire calienta la superficie del meteoroide haciendo que en pocas décimas de segundo alcance una temperatura de varios miles de grados centígrados, por lo que éste pierde masa en forma de fragmentos sólidos, materia fluida o gas caliente. Durante este proceso se genera luz y calor, produciéndose el fenómeno luminoso conocido como meteoro. Los meteoros más brillantes (con un brillo superior a una magnitud estelar de -4) los producen  los meteoroides de mayor tamaño y reciben el nombre de bólidos. Cuando un parte del material que forma el meteoroide consigue sobrevivir a su brusco paso a través de la atmósfera y alcanza el suelo, el fragmento que sobrevive se denomina meteorito.

La estación de meteoros del OSN trabaja de manera conjunta con las otras siete estaciones que forman parte del proyecto SMART en Andalucía y Castilla-La Mancha, y con el resto de estaciones de meteoros que la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos tiene instaladas en otros puntos del país.

Gracias a los equipos instalados en Sierra Nevada se puede calcular la órbita que siguen los meteoroides antes de impactar contra la Tierra, de manera que puede determinarse de qué objetos del Sistema Solar proceden estas partículas. En caso de que se estos materiales impacten contra el suelo se podrá determinar en qué lugar han caído los meteoritos, de manera que se podrá recuperar y analizar estas rocas. Estos sistemas de detección permiten, además,  obtener el espectro de emisión de los bólidos que se registran, pues gracias al uso de redes de difracción permiten descomponer la luz que emiten los meteoroides al desintegrarse en la atmósfera. De esta manera se puede determinar la composición química de estas partículas de materia interplanetaria.

A continuación se listan algunos de los bólidos detectados por las cámaras instaladas en el Observatorio de Sierra Nevada. 

Meteoros y bólidos detectados en el OSN


Durante la madrugada del 15 de septiembre, más concretamente a las 3:22 UT, un objeto de origen cometario se detectó sobre la vertical de la costa argelina, iniciándose a unos 135 km de altitud y finalizando a una altura de unos 78 km. La velocidad de entrada en la atmósfera terrestre fue de unos 220.000 km/h. La bola de fuego ha sido registrada desde los observatorios de Sierra Nevada y Calar Alto.


Los detectores del proyecto SMART registraron el pasado 14 de abril una brillante bola de fuego que cruzó el cielo de Andalucía sobre las 23:15 hora local (21:15 UT). Según el análisis preliminar el evento se produjo como consecuencia del impacto contra la atmósfera terrestre de un meteoroide procedente de un cometa a una velocidad de unos 70.000 km/h.


Este bólido de larga duración (más de 15 segundos) se inició a unos 90 km de altura sobre la provincia de Cuenca y penetró hasta los 39 km de altura, llegando hasta la vertical de la costa de Almería. Tuvo lugar a las 02:48 UT del 1 de noviembre de 2014 y se observó en diferentes estaciones españolas. A pesar de que el meteoroide consiguió profundizar bastante en la atmósfera terrestre, los datos indican que este evento no ha llegado a producir un meteorito ya que todo el material se desintegró sin llegar a impactar contra el suelo.

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